Invitado por la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Pontificia Universidad Católica, el arquitecto portugués Gonzalo Byrne llegó a Lima para participar en el VI Seminario Internacional “Prácticas de la arquitectura”. Catedrático de importantes universidades como Lovaina, Harvard y Pamplona, Byrne es autor de una premiada y vasta obra que se centra en el patrimonio y los planes culturales. Impresionado por la evolución positiva del Centro Histórico de Lima, reflexiona sobre la necesidad de un plan estratégico integral que requiere necesariamente una decisión política. Además, reflexiona sobre la necesidad de inversión pública en la ciudad, advierte sobre la formación de guetos de ricos y pobres, y finalmente deja algunas recomendaciones a la gestión de la alcaldesa de Lima, Susana Villarán.
-¿Cómo ha encontrado Lima desde su última visita?
Ha habido un cambio que se nota, la última vez casi no logré entrar al Centro Histórico, me decían que mejor no vaya porque era peligroso, pero más que eso, parecía una ciudad un poco abandonada. Ahora he visto un centro con una vitalidad increíble, lo que me impresionó es que es una de las ciudades más limpias que he visitado recientemente. Está muy bien.
-Usted ha realizado intervenciones en centros históricos, como arquitecto ¿cuál es su experiencia con el patrimonio cultural?
Es un tema que tiene que ver con la relación entre la herencia patrimonial y la gente, es un tema incluso de identidad. Cada país, pueblo y ciudad tiene su particular conexión con el patrimonio heredado. Un aspecto importante es que el patrimonio nunca ha sido algo detenido en el tiempo, sino que es resultado de años, de siglos de construcción de nuestros antepasados, pero que se ha ido adaptando porque los modelos de vida de la gente van evolucionando.
-Las ciudades también evolucionan...
Si las casas del Centro Histórico solo se hubieran conservado, la gente no podría vivir allí porque en el siglo XIX no tenían baño o ascensor y la gente hoy tiene un modo de vivir distinto, no llega a casa en caballo sino en coche. Por eso prefieren comprar un pequeño terreno en las afueras y hacer una casita donde puedan tener un garaje. Esos modelos van cambiando la ciudad. El problema del abandono de los cascos históricos no pasa solo por un tema de conservación, sino también por mantenerlos vivos. Lo peor es que todo se vuela un monumento o un museo. Si la ciudad se vuelve un museo y la gente no vive allí, está muerta.
PATRIMONIO Y MODERNIDAD
-El patrimonio puede convivir con la modernidad, ¿no es así?
Claro. El patrimonio siempre ha sido en cierto modo moderno. Los historiadores tienden a mirar el patrimonio como un legado que viene del pasado, lo cual es verdad, pero les falta entender que el pasado siempre ha sido dinámico. Los arquitectos sabemos que la evolución de la ciudad siempre se hizo en situaciones de gestión contemporánea, mientras que los historiadores dicen que contemporáneo es lo que se hizo en los últimos 20 años. Lo bello del centro de Lima es que hay conventos increíbles del siglo XVII junto a palacios del siglo XVIII o XIX, es decir, de distintas contemporaneidades. ¿Por qué quitar esa noción de actualidad a la ciudad histórica? Eso es fatal, eso es matar la ciudad, es como convertirla en un campo arqueológico. El abandono del centro puede ser a largo plazo más destructivo que un terremoto.
- En ese contexto, ¿qué responsabilidad tienen los arquitectos para la preservación del patrimonio?
Hay dos aspectos que es importante distinguir. Una cosa es la responsabilidad de los arquitectos como profesionales, para hacer con todo rigor y exigencia la evaluación del patrimonio, labor que también requiere la participación de otros profesionales: historiadores, arqueólogos, ingenieros. Este es un aspecto profesional, el otro es que los arquitectos sin un promotor o un cliente no hacen nada. No pueden desarrollar su trabajo si no hay planificación política y medios económicos para hacerlo. Por ejemplo, si se planifica la rehabilitación del centro histórico en cuanto a vivienda, ¿se sabe quién habitará esas casas, dónde están los propietarios o si están decididos a invertir en ellas? Esta es una cuestión que tiene un contorno político, social, económico y profesional, pero si no están todos involucrados, los arquitectos solos pueden planificar pero sin resultados.
BARCELONA, UN EJEMPLO
-¿Hay experiencias en otras latitudes que hayan logrado la recuperación de ciudades históricas?
Más en España que en Portugal, donde los cascos históricos siguen teniendo muchos problemas muy parecidos a los de Lima. España sí tiene muy buenos ejemplos de rehabilitación, el caso más conocido es Barcelona, cuya rehabilitación llevó más de diez años. Se hizo con la creación de un grupo técnico de gran calidad en el ayuntamiento, que estableció -en poco más de un año- un plan estratégico a diez años de operación.
-¿Es necesariamente a largo plazo?
Sí, porque las ciudades no resisten los periodos demasiado cortos de los alcaldes, no sé cómo es en Lima.
-Son cuatro años.
Es cortísimo, no es nada, sobre todo cuando no hay una tradición política de convergencia. La ciudad tiene periodos de tiempo muy largos, es necesario establecer un plan estratégico a diez años, que recoja decisiones sobre todo a nivel de infraestructuras, de transporte y movilidad que es importante en una ciudad como Lima, que es larguísima. También debe haber decisiones sobre las ocupaciones principales, habitación, trabajo, oficinas. En tercer lugar, decisiones sobre la calidad del espacio público, que es muy importante. En Barcelona fue así.
-¿Es fundamental el espacio público?
Es importantísimo, porque tiene un efecto atractivo que puede llevar a movimientos internos para revalorar el casco histórico. Esta es la parte de los técnicos, pero si no hay una convergencia entre el plan estratégico y los políticos a largo plazo, no pasa nada. Se puede tener el mejor plan, pero los políticos deben tomar decisiones, una de las principales es quién invertirá en la parte pública y quién en la parte privada. Es toda una estrategia donde los políticos tienen que estar muy conectados con los técnicos.
-¿Cómo se logró eso en Barcelona?
Una vez establecido el plan estratégico y las intervenciones puntuales de proyectos muy particulares, se reunieron los políticos de cada partido que discutieron y examinaron el plan con los técnicos, y al final se comprometieron -incluso con cambios de gobierno- a continuar, y firmaron un acuerdo que permitió que todas las decisiones funcionaran.
DECISIÓN POLÍTICA Y RECURSOS PÚBLICOS
-¿Es un modelo que se puede replicar?
No necesariamente. En Roma no funcionó porque los partidos no se pusieron de acuerdo. No conozco bien lo que pasa en Lima, creo que hay varios niveles de decisión. Por ejemplo, visitamos el nuevo ayuntamiento de Villa El Salvador, que tiene una historia muy interesante y cierta capacidad de decisiones locales bastante interesante. Lo que quiero decir es que las decisiones que tienen que ver con logística e infraestructura no pueden ser tomadas solo a nivel del ayuntamiento, tiene que ser con el apoyo de toda la gente.
-¿La solución de los problemas de las grandes ciudades como Río de Janeiro o México radica en las decisiones políticas?
En gran parte sí, creo que son las dos cosas. Se tienen que tomar decisiones políticas buscando convergencias, pero que tienen que centrarse en la contribución, ahí sí, de los profesionales que tienen que ser capaces de producir instrumentos, planes, proyectos de gran calidad. El gran problema en América Latina es la explosión demográfica que ha crecido con números gigantescos. Creo que se requiere un tiempo largo y una gestión con una nueva capacidad de inversión pública.
-¿Se ha dejado casi todo a los privados?
Es lo que ha pasado un poco en todo el mundo con esta evolución de la globalidad, del sistema liberal, del mercado. Pero difícilmente se reorganiza una ciudad solamente en base al mercado, no es que el privado no pueda intervenir en este tipo de acción, pero hay que establecer reglas muy claras, porque el privado lo que busca es el rendimiento de su inversión y punto.
-En el Centro Histórico de Lima ya está llegando inversión privada…
Hay una práctica en Europa que ya tiene consecuencias. Muchas sociedades se organizaron para recuperar sus centros históricos con el fin de embellecer la ciudad, que se autofinancien y sean sostenibles, pero el problema es que si solamente hay inversión privada corren el riesgo que luego solo sea accesible a la clase alta y se convierta en un gueto de los ricos. Hoy me impresionó en Villa El Salvador, y es la primera vez que lo veo, guetos de los pobres, con portones, cercados. Esa es la reacción a los guetos de los ricos que hacen condominios cerrados. En la ciudad se forman como islas que no se comunican y que generan situaciones violentas. La exclusión es un riesgo muy presente en la ciudad contemporánea. Hay que estar muy atentos.
-¿Qué recomendación le daría a la alcaldesa de Lima?
Sin conocer a la alcaldesa, en siete años he visto una evolución positiva, pero hay que continuar con mayor inversión en esa dirección, tener objetivos a largo, medio y corto plazo. Involucrar a la gente en las decisiones y, sobre todo, crear mecanismos políticos, económicos y sociales que permitan crear una cultura de convergencia y gestión urbana. Creo que lo que no falta en Lima es una gran disponibilidad de participar, eso lo veo en todos lados.
ETHEL FLORES: eflores@diario16.com.pe