lunes, 2 de agosto de 2010

Ecuador se suscribe a la convención del Mar (¿Y el Perú qué espera?)

Edicion 2140 30Jul2010


Economía :::: Ecuador - Perú:
Ecuador anuncia que suscribirá la Convención del Mar, una creación en la que el Perú tuvo un papel preponderante y, sin embargo, aún se contradice en su rechazo.



Nos Quedamos Solos
En la ceremonia de aniversario de la Armada Nacional el presidente del Ecuador, Rafael Correa, ha declarado que es “decisión política del gobierno ingresar” a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. De esta manera, continuando con los trámites ante su Congreso, es de prever que pronto Ecuador se integrará a la comunidad internacional en el campo del Derecho del Mar.
    Se unirá así a los 159 Estados que hoy ya son parte de la Convención y que constituyen la gran mayoría de los países, incluyendo a toda la Unión Europea, Japón, China, India y Rusia y a casi todos los estados latinoamericanos, tales como Brasil, México, Argentina, Chile y Cuba, entre otros.
   El gobierno ecuatoriano parece haberse convencido, finalmente, que la Convención del Mar reconoce adecuadamente la soberanía marítima al Ecuador a través de la zona económica exclusiva y la plataforma continental hasta las 200 millas, sin que sea necesario insistir en un mar territorial de 200 millas conforme lo establece su Código Civil, que es una categoría del antiguo derecho del mar ya superada por el derecho internacional vigente.

La posición de un mar territorial de 200 millas no es viable ni posible.
Actualmente, solo lo tienen también el Congo, Liberia, Somalia y El Salvador, lo que no es aceptado por los demás Estados y, por lo tanto, es un supuesto derecho no oponible e inexistente para la comunidad internacional.
  Este no es el caso del Perú que en la Constitución y en la legislación nacional ha establecido un Dominio Marítimo donde se ejerce soberanía y jurisdicción hasta las 200 millas, sin perjuicio de las libertades de la comunicación internacional. Esta fórmula fue aprobada en la Constitución de 1979, teniendo en cuenta el Nuevo Derecho del Mar que ya se venía negociando en la Conferencia de Naciones Unidas que aprobó la Convención del Mar y que representó un gran éxito para el Perú, Chile, Ecuador y Colombia. Así, al concluir la Conferencia en 1982, los cuatro socios del Pacífico Sur declararon que “el reconocimiento universal de los derechos de soberanía y jurisdicción del estado costero dentro del límite de las 200 millas constituyó un logro fundamental de estos países”.
     No obstante, contradictoriamente el Perú no firmó la Convención del Mar y el gran éxito internacional se convirtió en derrota, truncando un proceso histórico que debió seguir su curso, colocando al país de espaldas al Derecho Internacional y afectando hasta el día de hoy los intereses nacionales en el conjunto del espacio oceánico.
   Al hacer el anuncio de la adhesión de Ecuador a la Convención del Mar, el presidente Correa ha dicho “tenemos muchísimo que ganar y prácticamente nada que perder”. Lo mismo se aplica al Perú y de manera igual han pensado los Estados que hoy ya son parte de la Convención, en vigor desde el año 1994. Más aún, al no estar en la Convención, el Perú deja de participar como miembro en la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos ubicados más allá de las 200 millas y que constituyen Patrimonio Común de la Humanidad.
   Este nuevo organismo internacional se viene reuniendo desde 1996 y está organizando las futuras actividades de explotación de los minerales en la zona y estableciendo las medidas de control para que una explotación indiscriminada de los nódulos polimetálicos no afecte en sus precios a países como el nuestro, exportadores de estos minerales.
   Procede pues que el Perú siga el mismo camino y que el Congreso de la República, con el apoyo del gobierno, se decida por la adhesión del Perú a la Convención del Mar, la que ya se encuentra en sus manos desde el año 2001 en que le fue enviada para tales efectos por el canciller Javier Pérez de Cuéllar durante la gestión del presidente Valentín Paniagua.
   (Por: Eduardo Ferrero Costa*)
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   (*) El autor fue Ministro de Relaciones Exteriores en 1997 – 1998.